Live in Paris II

jueves, enero 27, 2011

Adele´s Family


Porque, como dice un amigo pastuzo, el trabajo dignifica y no hay platica que caiga mal, otra cosa es que sea mal caída, empecé a trabajar en una cafetería especializada en sánduches con bagels, que acaba de inaugurarse en el 67 rue de Argout, en el 2eme arrondissement, en Paris. Se llama Adele´s Family por el nombre de su dueña, una pelirroja simpática de mi misma edad, y desde afuera parece lo que uno calificaría, por falta de creatividad o por contaminación del lenguaje, como una casita de chocolate o, peor, como una casita de muñecas. La idea es, conscientes de que a muchos franceses sí les seduce el universo gringo del consumo, instalar en esa calle un rincón que algún aire tenga de Nueva York.


Mi amigo Jorge Flores, George Florés, desde hace unos días, consiguió el trabajo y cuando le dijeron que necesitaban otra persona para ayudar me llamó y ahora estamos los dos encargados de esa cocina flamante de 3 x 1,50 m que tiene todo el equipamiento y el mobiliario nuevos.

Él se encarga de preparar los sánduches con pastrami, filete de pavo ahumado, salmón y los varios vegetales de acompañamiento, y yo los embalo y armo las bandejas para el servicio a la mesa o las bolsas cuando el pedido es para llevar. La operación es en extremo sencilla y al día me ocupa apenas una hora y media, entre 12h30 y 14h00, que es el periodo de mayor movimiento que tiene este nuevo local, pero que, parece, va a empezar a agarrar viada y a tener que atender también durante las noches, lo cual, en principio, debería beneficiarnos a nosotros porque nos dará más horas de trabajo. Ahora ganamos el mínimo por hora y según mis cuentas al mes me resultará una suma apenas cuantificable para abonar la mitad a la factura de la luz en mi casa, para el transporte en metro y para las bielas, lo cual es ya reconfortante.


A pesar de que el trabajo es mecánico y elemental, me hizo recordar de inmediato mi periodo de trabajador de cocina y empezar a poner en práctica ciertas nociones que aprendí durante cuatro años de mi vida, cuatro años, nada menos; pero sobre todo, me hizo volver a sentir que realmente este es un trabajo que me gusta y al que quisiera volver, al menos momentáneamente, quizás a medio tiempo mientras consigo algo en periodismo o fotografía, o hasta decidir si sigo estudiando o no y con eso perpetuar lo que mi amigo Dumet llama “mi profesión de estudiante”.



Aunque el Adele´s Family no tiene la cuarta parte de la malicia que tenían las cocinas de Quito o Nueva York en las que trabajé, estoy seguro de que alguna buena historia digna de contarse podría salir de entre sus paredes recién pintadas, porque el de la gastronomía como universo creativo y el de las cocinas como espacio de interacción humana es, según mi experiencia, de los más fértiles, nocivos y divertidos ambientes para la documentación y el relato. Y si es que uno a lo que quiere dedicarse es a contar historias, pues que sigan rodando los bagels mientras con George nos encargamos de ponerle flow a esa cocina.

Cuando salí del lugar luego de mi primer día de trabajo, recibí en mi teléfono celular un mensaje de un servicio de noticias de actualidad al que estoy suscrito: en diciembre pasado hubo una fuerte alza en el porcentaje de desempleados en Francia. Subió 1%, es decir, 27100 personas más se quedaron sin trabajo. Eso hace que durante el 2010 el porcentaje haya aumentado en total 3% y que la cifra de demandadores de empleo en todo el país sume 2725200, como si todo Quito estuviera au chomage.

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