Al sur de la frontera los decibeles bajos

lunes, julio 19, 2010



Hubiera querido que la música también incitara a la rebelión. Que fuera protagonista y que se llevara el título de mejor jugador del último partido de Stone mostrado en una pantalla grande de Ecuador. Pero parece que el director se contuvo o que no intuyó que a su mirada de fan de la izquierda sudamericana le podía haber sumado una banda sonora de película. O quizás con intención no lo quiso. Tampoco es que era indispensable. Pero si ya se enganchó con los modelos emancipadores de los rebeldes del Cono Sur y los puso a brillar como bambalinas Made by el ALBA; si ya ridiculizó la atrevida ignorancia de tantos y tan miserables periodistas estadounidenses; si ya vaciló a Cristina de Kirchner hablándole de su colección de tacones y si ya hizo que Chávez rompiera una bicicleta oxidada, ¿por qué no hizo algo para que todo terminara retumbando como una bomba molotov; para que la gente en el teatro alzara las manos y cabeceara duro; para que esa misma gente se fuera convencida de que ese mismo es el camino y de que a la mierda el imperialismo y a la mierda todo?

Lo hace Hollywood a su favor cuando quiere exacerbar las representaciones de justicia, verdad y respeto que no existen. Sí, lo hacen la ideología, los discursos y hasta los efectos visuales, pero también lo hace la música, la que explota con las explosiones y la que se riega caliente sobre la conciencia cuando los créditos discurren.

Esta vez Stone tomó el atajo previsible. Cuando la trama se pone densa y se muestran muertos y cifras de las deblacles se apoya en tensiones orquestales. Cuando se anima el espíritu libertador y aflora la camaradería apela a la tradición. En Bolivia puso música andina, en Cuba un rico son, en Venezuela llaneras y por suerte en Argentina no hizo que sonara el tango. Habría sido demasiado.

Pero por supuesto que Oliver Stone puede hacer lo que le de la gana con sus películas y con la música que suena en sus películas, pero ya que este bolivarianismo se ha identificado con un cierto soundtrack desde que inició su cruzada continental, y ya que Stone se ha identificado con este bolivarianismo, sí me queda la duda de porqué no hizo algo para que la revolución también fuera musicalizada.

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