Crisis no financiera*

martes, enero 06, 2009


Las crisis, lo que se reconoce como crisis en la esfera publica y a través de la gran mediatización, ocurren cuando lo que resulta golpeado es el capital. Eso que duele en las arcas, en las estadísticas y en la bolsa. Lo que es más demostrable, al menos masiva-mente, por medio de indicadores y recursos cuantitativos. Lo que determina la continuidad o el fenecimiento de un proceso, de una ideología, de un sistema. Como el capitalismo. Por eso hay sentido en que con la actual crisis mundial las estimaciones sobre las debacles recurran a los números, a los cierres, a los despidos; en el mejor de los casos, y dando patadas de ahogado, a las fusiones de salvataje, y si no, el muerto es muerto y sobre su tumba se lamentan las finanzas. Sobre el producto y el rendimiento, y del proceso de producción, poco. El balance de cuentas, sí, y allá que se desbanque el contenido porque mientras la producción en serie engruese los roles de pagos no importa la calidad ni el control. Pueden ser los créditos altruistas para incentivar el consumo innecesario sin custodia a la posibilidad de pago, o pueden ser los corpus de información diversa los que, mientras engorden la ignorancia y generen réditos suficientes, mantendrán a sus industrias con diagnóstico de buena salud. Hasta que las industrias, cualquiera en el mismo saco, declaran estar en crisis. Crisis de las cuentas que hacen crack, no de los procesos corrompidos ni de los contenidos basura legitimados en la conciencia colectiva por los altos índices de consumo.
Sobre varias de las grandes empresas mediáticas de Estados Unidos se ha dicho eso: la crisis financiera les ha golpeado y algunas, como el grupo de prensa Tribune, ya se están acogiendo a la ley de quiebras. Lo dicen los tirajes más bajos, las rentas publicitarias que se hunden y un mercado de lectores cada vez más abocado a la información virtual. Lo dice la industria a nombre de las grandes empresas del periodismo, que las hay, o que hubo, y que son algunas de las que están cayendo, pero de las otras, de las mediocres e insulsas que siempre han existido nadie dice nada. Ni en vida ni en muerte. Y ahí siguen, en casos manteniendo económicamente a lo poco serio y profundo que quedaba del periodismo. Ahí están los talk shows en spanglish para la comunidad latina más moldeable; ahí Primer Impacto y el padre Alberto. Acá bailan Mariela, Marián y Ángelo Barahona; la reportera del crimen, En corto y los periodicazos de La Hora. Prensa, al fin, por los lenguajes y los soportes, rosa o amarilla, en crisis perpetua, de ética y contenidos, de desvirtuación y abuso, manoseando las debilidades de los débiles y construyendo representaciones con base en los intereses del poder. En crisis, siempre. Cualitativa. Y sobre ella poco se evalúa porque no hay cifras a las cuales reclamar. La farándula, el chisme y la alarma venden bien. Sostienen el capital que permite maquinar discursos.
La prensa en crisis, ayer y ahora mismo que se ha dado, más intencional que ingenuamente, por incentivar la extinción de la memoria. La que alguna vez combatía hoy se rasga las vestiduras, se da golpes de pecho y suelta lágrimas de cocodrilo aupando un minuto de silencio por el verdugo y no por las víctimas.


* Artículo publicado el 23 de diciembre de 2008 en El Telégrafo.

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2 comentarios

  1. Está bueno el artículo, está bueno el blog y buenos los enlaces recomendados, chévere.

    Por esa fotito de León se armó un relajo en Guayaquil en la exhibición de fotoperiodismo "El ojo detrás del lente", hace unos años. En Malecón 2000 la hicieron tapar el día de la inauguración y se armó tal bomba por eso, que, luego, la gente iba a la exhibición solo a ver ESA FOTO, jajaja.

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  2. Gracias por el comentario y por visitar este blog.

    Sí, supe de la polémica que se armó en Guayaquil a partir de la exposición de esta foto. Creo que era de esperarse que reclamaran por mostrar una imagen que atenta contra la imagen del individuo, no contra la conciencia pública. Paradojas moralistas.

    Saludos.

    S.

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