París, 2012. No se trata sólo de eso, pero sí son las primeras sensaciones que quedan: la extravagancia y el carnaval. En el desfile del orgullo gay, de París, que partió de Montparnasse y llegó hasta Bastille, participaron, según la Prefectura de policía, 60 mil personas, y de acuerdo a los organizadores, más de medio millón. 80 asociaciones con sus comparsas, sus camiones sound system y la diversidad hecha gremio: el club de motociclistas gay, los equipos de fútbol de lesbianas, el movimiento homosexual cristiano, el grupo Gay Lib (ligado al partido UMP, de Nicolas Sarkozy), los jóvenes socialistas gay, las asociaciones gay asiática, peruana o malasia; los hombres de cuero, los de caucho, los sadomasoquistas; las asociaciones de lucha contra el sida, los padres de hijos homosexuales agrupados para decir que con sus familias todo bien.

El de este año fue un desfile particular y eso lo demostró la afluencia de gente, que sobrepasó ampliamente la convocatoria de ediciones pasadas. Es la primera vez que un gobierno anuncia la intención de legalizar el matrimonio homosexual y la adopción para todos. El ministro del interior, Jean-Marc Ayroult, lo recordó el viernes anterior y por eso, durante el desfile, varios carteles y los coros levantados en medio del retumbe techno celebraron anticipadamente la que ya parece una conquista. Aún no se ha establecido una fecha, pero el ministro de la familia, Dominique Bertinotti, dijo que podría ser para dentro de un año. Por eso, es posible que en 2013, en París, se vea desfilar a la mayor cantidad de parejas homosexuales recién casadas.