Mercadeo cizañero*

jueves, marzo 25, 2010



Los actos conmemorativos y las presentaciones de planes y proyectos que organizan instituciones del Estado suelen incluir en su programación discursos, demostraciones y algún destello de arte o entretenimiento para distender el protocolo y deleitar a las audiencias.

Aunque el guión se ha vuelto reiterativo, es de reconocer las iniciativas por valerse de lenguajes y canales variados para transmitir los contenidos sustanciales de los proyectos y no recaer en la engorrosa conducción de los no simpáticos “talentos” de tarima o en la omnipresente animación de Pueblo Nuevo.

El domingo pasado, la Secretaría de Pueblos y la Dirección Provincial de Cultura organizaron un evento para presentar el Plan Plurinacional para eliminar la Discriminación Racial y la Exclusión Étnica y Cultural. Para el acto se convocó a dos colectivos artísticos a realizar obras de intervención urbana, y participaron grupos de música con propuestas que de largo superan las elementales exhibiciones de trajes típicos. El trabajo de comunicación de algunas dependencias públicas empieza a deslindarse de lo convencional.

Mientras tanto, a nivel del trabajo de mercadeo de algunas empresas privadas, que se apoyan en agencias de publicidad y pomposos equipos de “creativos”, los resultados muestran cada vez más signos de anquilosamiento. En el entretiempo del partido LDU vs. Espoli, por la sexta fecha del campeonato nacional, apareció en la pantalla del estadio de Ponciano una versión más de un montaje basado en una secuencia de la película La caída (2004). Más o menos a mediados de 2008 empezaron a circular en Internet varias versiones de este montaje, a las que, para imprimirles la burla particular, simplemente se les cambió los subtítulos de un diálogo que Hitler mantiene con sus mandos militares. En la gama de versiones existentes aparecen parodiados temas y personajes de la política, la tecnología, los espectáculos y los deportes.

Dos años después, a la productora El Sótano, que trabaja para LDU, se le ocurrió la ‘original’ idea de montar otra versión de esa secuencia: esta vez Hitler representa a un dirigente del Deportivo Quito que reniega del mal rendimiento de su equipo. La proyección del video contó con la autorización de Esteban Paz y, como era de esperar, provocó una explosión de mofa en la hinchada de Liga presente ese domingo en el estadio. Intencionalmente o no, el video atizó las malhadadas tensiones existentes entre los aficionados de ambos cuadros y, según reclamos de dirigentes del Deportivo Quito, significó una ofensa para los miembros de la comunidad judía local que son colaboradores de ese equipo.

Descontando las intenciones implícitas en la exposición del video, así como las eventuales consecuencias por las que los involucrados tendrán que responder, el hecho evidencia que en la esfera de la empresa privada el trabajo de promoción aduce más un estancamiento de ideas que la renovación de propuestas. Y, peor, que la cadena de sensatez involucrada en la divulgación de los mensajes bordea con riesgo la irresponsabilidad colectiva, y que ante ello pocas son las voces que reclaman tal como reclaman indignadas ante lo que consideran abusos de la publicidad oficial.


* Publicado en El Telégrafo el 25 de marzo de 2010.

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