Estas semanas

miércoles, julio 01, 2009

Me pasa que por temporadas me resulta complicado mantener activo este blog. A veces se trata de que se me secan las ideas, otras de que por andar picando por aquí y por allá en trabajos varios y en proyectos personales el tiempo me queda escaso, y otras porque simplemente no se me vienen las ganas de ponerme a opinar, a criticar o a reseñar lo que pasa frente a mí. Es como cuando no quiero sacar la cámara de fotos y ponerme a dispararla con ansias para congelar los instantes sino que prefiero retenerlos en la memoria, en la experiencia misma, mientras duran.

Ahora pasó que algunas tareas me dejaron sin tiempo para intentar hablar sobre temas que rondan por ahí y sobre los cuales me hubiera gustado reflexionar. Las tareas llegaron, se desarrollaron y culminaron con tanto apremio que a ratos me parece que ni siquiera las digerí del todo, por eso, ahora intentaré, a medida que las relato, asimilarlas en su amplitud.



La Selecta – Cooperativa Cultural



Es un colectivo multidisciplinar de trabajo del que formo parte desde hace dos años. En él participamos seis miembros con distintas formaciones: hay los artistas contemporáneos, los diseñadores gráficos y editoriales, y yo, que transito en los ámbitos de la comunicación escrita y visual y en el de la investigación de temas de cultura. Esa amplitud del abanico de intereses y formaciones hace que los temas de arte contemporáneo y cultura popular de los que nos gusta ocuparnos se alimenten de visiones diversas e incluso contradictorias. De cualquier forma el diálogo y la participación se vuelve productiva en esas circunstancias.

Este colectivo es la consecuencia de Experimentos Culturales, nombre con el que el grupo funcionó durante siete años y hasta hace algunos meses que fue cuando, por tensiones internas, tuvo que disolverse y adoptar otra faz. La mayoría de miembros formamos este grupo y nos pusimos a trabajar de inmediato. Creamos el sitio www.laselecta.org, que sirve como plataforma de archivo, difusión y convergencia de trabajos sobre los ámbitos antes señalados, realizados por artistas, gestores e investigadores ecuatorianos y de países, generalmente latinoamericanos, donde mantenemos alianzas. Si no es el único de estas características, nuestro nuevo sitio es seguramente uno de los más completos y con constante alimentación que circula en la web. Mantiene secciones dispuestas para la fotografía documental y artística, para el videoarte y las distintas manifestaciones del arte contemporáneo, para el pensamiento crítico mediante ensayos, artículos y reseñas, y para composiciones de audio, entrevistas o clips sonoros. De modo que si, al leer este post te interesa participar con tus trabajos, no dudes en contactarnos a contacto@laselecta.org y enviarnos tu propuesta.

Para socializar esta nueva fase del trabajo del colectivo y proponerlo en un plano real, o sea, no solo en el virtual por medio del sitio web, el 2 de junio inauguramos la exposición Lo que pasó, pasó, muestra igualmente multidisciplinar en la Galería Arte Actual, de la FLACSO, en Quito. La muestra, que permanecerá hasta el 30 de junio, contiene videoarte, fotografía documental, instalaciones, fotograbado y diseño editorial.




La asistencia de gente el día de la inauguración nos dejó bastante satisfechos porque pudimos mostrar no solo la exposición -montaje circunstancial y pasajero- sino el proyecto en sí, mismo que, esperamos, se sostenga en el tiempo y aumente en calidad de contenidos y mejore como plataforma de difusión.

Luego, las críticas y reseñas mediáticas sobre la exposición han resultado variadas. El Telégrafo, por ejemplo, sin comprometerse, hace una reseña de lo mostrado y esboza una pequeña reflexión sobre los sentidos que la unen. Vanguardia, en cambio, la critica de entrada por, según la nota, no contener un hilo conductor o una propuesta curatorial (lamentablemente Vanguardia no ha dispuesto ese artículo en su sitio web como para poder compartirlo aquí). Aceptamos ambas miradas aunque no necesariamente las compartimos.

Así transcurrieron semanas de mayo y junio en lo que para mí significó la segunda exposición en la que participo con fotografía documental. La primera fue una que yo mismo organicé y en la que participaron tres fotógrafos más. Fue en 2006 y mostró fotos de los QuitoFest de años anteriores.


Ecuador Bajo Tierra

Al artista visual Miguel Alvear y al sociólogo Cristian León se les ocurrió remover la superficie de la creación cinematográfica del Ecuador y averiguar qué había debajo de ella. Se encontraron con un arsenal (la imagen es un tanto exagerada pero en realidad el hallazgo merece realce) de películas serie B que se producen y circulan por esos subsuelos a los que no llegamos a menos que vayamos con brújula. Una brújula primero para saber de su existencia y luego para poder ubicar esa suerte de joyas agrestes que se asientan en las bandejas de los DVD players de miles de cinéfilos del Ecuador clase media baja. Así es, un fenómeno sociocultural que refleja realidades del segmento de donde provienen: retratos, a ratos excesivamente estereotipados, a ratos crudos y testimoniales de vida, de muerte y de supervivencia; de fantasía, de aberraciones y de llanto. Cine que en casos equivale a la música chicha que tanto puede hacer reír como llorar, pero que siempre es reflejo de determinados imaginarios de clase.

El proyecto EBT implica una recolección de estas películas, una reflexión acerca de sus discursos, sus estéticas y sus representaciones, y una posterior muestra itinerante para sacarlas del subsuelo.

Junto con una periodista amiga fuimos convocados para reseñar una selección de películas, procurando con ellas lograr un balance de fijación en la forma y en el fondo de éstas. Me tocó encargarme de un grupo de películas reconocidas como “las manabitas”, pues son producidas por entusiastas no profesionales provenientes, en su mayoría, de Chone. Entre las que reseñé están varias de la prolífica producción de Nixon Chalacamá, un obsesionado con las rendiciones de cuentas, los escapes y los aprisionamientos violentos en medio de parajes montubios. Aparte de ellas tuve la suerte de ocuparme de Sicarios Manabitas, de Fernando Cedeño, la que, según fuentes de los kioskos de películas piratas de la Bahía de Guayaquil, es la más vendida de todas las ecuatorianas, por ende, la más vista, por encima de Ratas, Ratones y Rateros, Crónicas y Qué tan lejos, pero que, como circula por debajo de los circuitos visibles, ni el impactante dato sobre sus ventas resultaba conocido.


Fernando Cedeño (imagen tomada de www.eldiario.com.ec)


Nixon Chalacamá, izquierda, junto a Fernando Cedeño (imagen tomada de Bitácora Min. de Cultura del Ecuador)


Más sobre el curso del proyecto sabré y me gustaría comentar a medida que se desarrolle, por ahora me queda confesar que no fue fácil enfrentarme a producciones continentes de todos los clichés posibles en todos los lenguajes (el oral, el cinematográfico, el auditivo); a películas deficientes en calidad técnica y a discursos inmersos que refuerzan estereotipos y estigmas (machismo, ridiculización de prácticas rituales ancestrales) que a estas alturas debieran sencillamente ser desterrados de cualquier producción de sentidos. ¿Pero por qué concluyo todo esto de estas películas? Porque mi matriz de apreciaciones está seteada en otras frecuencias. Como dice Pierre Bourdieu, aquello del gusto es una construcción social. Yo he construido mi gusto con base en el espacio en el que me he desarrollado, y quienes han hecho de Sicarios Manabitas la película más vendida de la historia del Ecuador han formado el suyo desde su entorno. Diferencias, nada más. Casualidades. Por eso mi acercamiento se enfocó en reflexionar sobre los mundos que se representan en esas películas, procurando comprenderlas haciendo un balance entre la distancia y la cercanía que tengo con ellos.

Aquí un reportaje sobre los cineastas de Chone.

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